El sol cae sobre los tejados de Madrid, permitiendo iluminar el gran proyector colocado en una de las azoteas más lujosas de la ciudad. La película elegida para este miércoles, un clásico: Ficción pulpade Quentin Tarantino. Los cómodos sofás se encuentran frente a las mesas cubiertas con elegantes manteles. Sobre ellas, copas de vino de cristal tan fino que parece que pudieran dejarse llevar por la brisa que recorre toda la terraza. Una treintena de clientes exclusivos vestidos con mantas toman asiento para asistir a la función.
Son atendidos por camareros que parecen salidos del restaurante donde cenaron Vincent Vega, el extravagante asesino interpretado por John Travolta, y la icónica Mia Wallace, interpretada por Uma Thurman, y donde luego ganaron el concurso de baile. Durante tres horas, cada comensal comerá y beberá lo mismo que ve en pantalla, incluido el cuarto de libra con queso (conocido en España como hamburguesa con queso). De hecho, todos en el tejado están sorprendidos. Cada detalle ha sido perfectamente estudiado para ser recreado en la azotea al mismo tiempo que sucede en la pantalla.
Este es sólo uno más de los planes para ricos que cada vez proliferan más en la capital y que, por su precio, son inalcanzables para el madrileño medio. Sólo haz los cálculos. El salario medio anual de los españoles era en 2021, último dato disponible, de unos 23.500 euros para los hombres y unos 19.000 para las mujeres. En ambos casos, los 225 euros que cuesta la experiencia en el Four Seasons, incluido el menú de Dani García, suponen más del 10% de lo que se cobra en un mes.
A decir verdad, esto es algo que no preocupa demasiado a los promotores de este tipo de espectáculos. Después de todo, los madrileños corrientes no son su público objetivo. Sí, es la legión de extranjeros opulentos que llegan cada vez con más frecuencia a la capital dispuestos a vivir experiencias y sacar la tarjeta de crédito sin mirar la cuenta corriente.
Con todo y con eso, aunque haya quien piense lo contrario, a ese precio las entradas se agotan a buen precio. Unas 120 personas ya han pagado para vivir esta experiencia exclusiva durante los cuatro miércoles de octubre. “El cliente que viene es parte del jet set Madrid. Muchos son extranjeros afincados en Madrid que buscan vivir este tipo de experiencias únicas”, afirma el director general del restaurante, Sebastian Ifergan, que por un lado es consciente de que el plan no es barato pero por otro sabe que cada vez más La gente viene a Madrid. extranjeros que puedan pagarlo.
Ifergan dice que la idea surgió en una reunión creativa que mantiene con su equipo dos veces al año. «Siempre estamos buscando activaciones que sean muy divertidas». Se inspiraron en el Hotel Palace de París, donde se había hecho algo similar con películas míticas acompañadas de estupendos menús que homenajeaban la proyección seleccionada para la ocasión.
En su primera cita, cuando el hotel ofreció el plan sólo entre sus huéspedes, no fue bien recibido. No fue hasta que algunos de los personas influyentes y los medios invitaron a alguna proyección que el plan empezó a salir a la luz y a colgar el cartel de no entradas.
Álvaro Martínez, de la cuenta Pasea Madrid, se dedica a contar historias y planes de la capital, y asistió a la primera edición de estas proyecciones: asegura que más de 1.300 personas guardaron el vídeo. “No puedo saber si estos números se convirtieron en ventas, pero es muy probable que muchos de los que lo ahorraron terminaron comprando entradas. Después de saber el precio, dudo que alguien se guarde un vídeo así si no le interesa”, afirma. El 70% de sus seguidores son de España: 55% mujeres, 45% hombres, principalmente entre 30 y 55 años.
El creador de contenido dice que ha sido una experiencia increíble. “Este es un claro ejemplo de que precio y valor no son lo mismo. El precio de esta experiencia es de 255 euros más consumición, algo que puede desanimar a muchos, pero si analizamos el valor veremos que vale cada euro”, afirma. Además, asegura que en Madrid cada vez son más habituales este tipo de planes con este precio. “Hay un público muy claro para este tipo de experiencias de lujo”, afirma.
Ifergan dice que eligieron el miércoles para tener su cine al aire libre porque es el día tradicional para que la gente vaya al cine. “Está en el imaginario colectivo ir al cine los miércoles, el clásico 2×1”, afirma.
No hay precios populares cerca del cielo de Madrid. La prueba es que ver la misma película en el cine al aire libre Parque de la Bombilla cuesta unos seis euros, es decir, 42,5 veces menos que en el Four Seasons. Pero incluso en las alturas hay clases: en el Hotel Emperador, el cine de verano tiene un precio de 27 euros y se acompaña de una copa de Moët, y en el Palacio de los Duques, de Meliá, cuesta 35 euros, palomitas incluidas.
Mientras todo esto sucede en alguna parte, la mayoría de los madrileños parecen ser testigos de un fenómeno que les resulta ajeno y que sólo ocurre en las pantallas de televisión. personas influyentes a los que siguen. En el nuevo Madrid, la desigualdad también está creciendo más que en cualquier otro lugar de España. Según el Atlas de desigualdadLa renta media de los madrileños en 2021 rondaba los 20.500 euros, pero con un matiz: los que viven en el noroeste y el centro ganaban casi el doble que los que viven en los municipios del sur.
La llegada de inmigrantes ricos ha desencadenado estas diferencias. “Antes Madrid se perdía en el mapa y ahora está en auge. Muchos jóvenes vienen a pasar tiempo aquí y buscan este tipo de experiencias que son muy normales en otros países”, explica Ifergan, quien cuenta que por los sofás del cine han pasado sobre todo italianos, mexicanos, colombianos y franceses.
La capital se convirtió en la ciudad más buscada por los turistas nacionales para pasar sus vacaciones, según el buscador de vacaciones Jetcost lo que muestra un incremento del 10% más que el año pasado, superando a Benidorm, Alicante o Ibiza, tal y como publicamos en un reportaje en este periódico.
En las siguientes funciones el Four Seasons ha presentado Mamá mía, una actuación en la que recrearon unas vacaciones en una isla griega. «Todo el menú, desde la ensalada hasta el vino, era griego», dice Ifergan. Luego fue el turno de mujer bonita, que trajo consigo una adaptación gastronómica con las míticas fresas y champagne de la película. Para el cierre de este 9 de octubre planean presentar Ratatouille. “Es lo más espectacular que se ha hecho en un hotel de Madrid y queremos repetirlo, pero queremos que siga siendo algo muy exclusivo y único”, resume el director.
Esperanza Estrada, que está detrás de la cuenta de planes Qué se coece por Madrid, define la experiencia como cine total. “Quizás no esté al alcance de todos, pero me parece positivo que, como gran capital europea, Madrid tenga variedad de planes de todo tipo. Muchos extranjeros que nos visitan y también algunos locales buscan experiencias más exclusivas”.
A medianoche, después de probar infinidad de platos, sufrir algún resfriado y quedar maravillado por la experiencia, para más de uno descender al nivel del suelo supone un duro golpe a la realidad. Para otros, la gran mayoría, el Madrid de los más ricos está cada vez más lejano.