Un tirar de los pelos, empujar, enfadarse, dejar de hablar… «Hasta ahí», afirma el psicólogo clínico y educativo Juanan Tejero, «entraría dentro de un proceso casi normalizado de la adolescencia en cuanto al tema de la agresividad, pero el uso de cuchillos Agredir a otra persona», como ocurrió este pasado viernes en Santutxu, «es un salto que nos tiene que hacer reflexionar sobre dónde estamos o hacia dónde vamos».
Un menor de edad ayer presuntamente apuñaló a otro a la salida de un colegio. ¿Te ha sorprendido?
Me sorprendió la edad de las personas, el apuñalamiento y, sobre todo, porque fue en un ambiente cercano de un centro educativo y con compañeros del mismo. También, cerca del domicilio del agresor y de la víctima.
¿Qué lectura hace usted de estos hechos?
Por lo que ha trascendido se trata de una disputa entre dos personas que no saben cómo solucionarla y lo han hecho de la manera que estamos vendiendo socialmente, una persona atacando a otra, incluso en grupos. El uso de un arma es lo que desconcierta porque es un paso más en este tipo de agresividad o conflicto que se está creando socialmente, en este tipo de facción. Podríamos haberlas imaginado en grupos, en hombres más adultos, pero también nos llama la atención el hecho de que sean dos niñas.
¿Son las adolescentes más agresivas ahora que antes? ¿Replican roles masculinos?
Creo que replican roles masculinos y, además, con mayor agresividad. La edad, el cuchillo y también dos niñas. No estamos acostumbrados, es un salto hacia no sé dónde, que es un poco lo que socialmente tenemos que considerar.
«Lo podríamos haber imaginado en grupos, en hombres más adultos, pero también nos llama la atención el hecho de que sean dos chicas»
¿Lo consideras un evento específico? Hay quien habla de instalar detectores de metales en los centros educativos.
Creo y deseo que este sea un evento puntual en una situación muy concreta. Si esto se generalizara y empezáramos a pensar en poner detectores de metales en los centros educativos, estaríamos cambiando la sociedad. Esto nos suena a Estados Unidos y a otro concepto. En Euskadi parece lejano. Si tenemos que copiar o seguir ese modelo, nuestra sociedad da un salto que creo que puede ser un salto al vacío.
En plena adolescencia, ¿es peligroso mezclar impulsividad y arma? Sin ella, podrían haber sido sólo unos cuantos golpes, unos tirones de pelo…
A los 15 o 16 años la impulsividad está latente, pero nos imaginábamos algunos tirándonos de los pelos, no te hablo, te miro mal. El salto cuantitativo al ataque con cuchillo es un paso que en el entorno educativo y social de estas familias habrá que replantearse. Sin entrar en este caso, dicha agresión descontrolada puede deberse al consumo de sustancias, lo que provoca que se pierda un poco el control.
«Cuando lo lógico sería pedir explicaciones, volvemos a algo más primitivo: ataco a la persona que considero que me quita el trabajo»
Se dice que el detonante pudo haber sido sentimental. Evoca tiempos pasados en los que te peleabas por un chico.
En un momento en el que estamos hablando del tema de género, de repente pasa esto y nos desconcierta un poco. Me llama la atención cuando a nivel educativo tenemos muchos programas de género, de convivencia y de coeducación. No sé si evaluamos si estos programas son efectivos, cuáles son sus resultados o si hay algo que tenemos que reajustar.
Si lo que ha trascendido es cierto, una chica habría atacado a otra, en lugar de pedirle explicaciones a su novio. ¿Deberíamos hacer una reflexión?
Estamos hablando de coeducación, de la cuestión de género, y cuando lo lógico sería pedir explicaciones, se gestiona de otra manera y hay un retroceso, volvemos a algo más primitivo: ataco a la persona que considero que está tomando mi trabajo. físicamente y muy peligrosamente con un cuchillo.
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