Factores genéticos, ambientales y de estilo de vida han desencadenado la incidencia de enfermedades metabólicas, consideradas por muchos como la pandemia del siglo XXI. Estas patologías afectan al funcionamiento del metabolismo, el conjunto de procesos encargados de transformar los nutrientes en energía.
Entre las más conocidas y extendidas se encuentra la diabetes, que se manifiesta de diversas formas. El tipo 1 ocurre cuando el sistema inmunológico ataca las células beta del páncreas, que son responsables de producir insulina. Sin insulina, el cuerpo no puede utilizar el azúcar como fuente de energía, lo que obliga a los pacientes a suministrar esta hormona clave externamente de por vida.
Pero acaba de abrirse una nueva ventana de esperanza en la lucha contra la diabetes tipo 1: recientemente, un trasplante ha permitido a una paciente volver a producir su propia insulina.
Reprogramación celular sofisticada
Los autores del avance son científicos de la Universidad de Nankai, en China. Según lo publicado en la revista celúlaObtuvieron por primera vez células grasas, específicamente adipocitos, de una mujer de 25 años con diabetes tipo 1. Luego las convirtieron mediante un proceso de reprogramación celular en células madre pluripotentes inducidas (iPSC); es decir, capaz de transformarse en cualquier tipo de célula.
A partir de estas iPSC, los científicos chinos generaron células beta productoras de insulina y finalmente las trasplantaron al músculo abdominal del paciente.
Cabe señalar que todos los procesos de reprogramación celular se realizaron con productos químicos, lo que permite prescindir de herramientas biológicas como la edición genética y sus riesgos asociados. Otra gran ventaja es que, al tratarse de un autotrasplante, no existe riesgo de rechazo por parte del sistema inmunológico, a diferencia de los trasplantes convencionales.
Los datos deben tomarse con precaución.
Los primeros datos tras la intervención son muy prometedores: al cabo de dos meses y medio, la paciente ya no necesitó continuar con su tratamiento con insulina, pasando a ser independiente de la insulina. Además, sus niveles de glucosa en sangre eran comparables a los de una persona no diabética.
Sin embargo, existe la posibilidad de que la respuesta autoinmune característica de la diabetes tipo 1 reactive y destruya el implante. Pero es algo que no podemos comprobar en este caso, ya que el paciente estaba inmunodeprimido por patología hepática previa. Por tanto, los resultados deben tomarse con cautela.
Otro aspecto importante que queda por evaluar es si esta técnica, de demostrarse eficaz a largo plazo, sería viable a gran escala. El costo y la complejidad del procedimiento podrían obstaculizar su desarrollo como una cura generalizada para los casi 50 millones de personas que padecen diabetes tipo 1 en todo el mundo.
Revolución médica en marcha
Una estrategia similar a la mencionada también se utilizó este año en China para tratar la diabetes tipo 2. En ese caso, el paciente recuperó valores de glucosa normales previos al desarrollo de la enfermedad dos años después del trasplante.
Además, la empresa Vertex Pharmaceuticals está probando trasplantes de células productoras de insulina obtenidas de células madre embrionarias (en lugar de las propias células del paciente) en personas que padecen diabetes tipo 1. Aunque los resultados aún no se han publicado en revistas científicas, los comunicados de prensa indican que algunos pacientes sometidos a cirugía han logrado la independencia de la insulina.
El problema es que estos pacientes requieren una inmunosupresión severa, lo que ha generado complicaciones. De hecho, se ha informado que dos de las personas tratadas (y aparentemente curadas) murieron. La empresa no ha dado detalles sobre las causas.
Para abordar los problemas del rechazo inmunológico, uno de los ensayos clínicos de Vertex utiliza una técnica experimental que encapsula células productoras de insulina en nanocápsulas de plástico, diseñadas para protegerlas de la respuesta inmune. Hasta la fecha, no se han publicado datos concluyentes sobre la eficacia de este enfoque.
Sólo el tiempo revelará si las células madre podrán estar a la altura de sus expectativas o si se trata de una promesa infundada.