Los enigmas del cerebro comienzan a descifrarse. Los avances de las dos últimas décadas contra la esclerosis múltiple y la aparición de los primeros fármacos específicos contra el Alzheimer hacen pensar que el camino se está despejando. Es cierto que aún queda mucho por hacer. … descubrir. El órgano rector del sistema nervioso central esconde muchos misterios. Es una jungla desconocida donde brotan y conviven tribus tan diversas en apariencia como los sentimientos, el pensamiento racional y la creatividad.
Esa máquina de kilo y medio es capaz de generar el más bello poema de amor y la más cruel masacre humanitaria. ¿Como es posible? En los laboratorios que lo estudian aseguran que empiezan a tener respuestas. La luz comienza a iluminar muchas sombras. Los conocimientos adquiridos en las últimas dos décadas nos llevan a pensar que la frontera entre lo racional y lo emocional se diluye. Que tal vez fue un error pensar en términos de neurología y psiquiatría, porque los signos que empiezan a verse indican que enfermedades como la esquizofrenia y el Parkinson podrían hundir sus raíces en el mismo o similar fango físico.
De todo esto y más han hablado los neurocientíficos más destacados de España en el reciente Congreso Internacional de Neurociencia celebrado en la Universidad de Deusto, en Bilbao. EL CORREO ha reunido a tres de ellos para hablar de los enigmas a descifrar; y el estado de la investigación en Alzheimer, Parkinson y esclerosis múltiple. En medicina, como suele decirse, el XXI está llamado a ser el siglo del cerebro.
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David Otaegui, director del Grupo de Neurobiología del Instituto de Investigación Sanitaria de Biogipuzkoa
Contra la esclerosis múltiple«Cuanto más vivamos, más enfermedades nuevas surgirán»
La esclerosis múltiple es la enfermedad que ha abierto las puertas del cerebro. Los grandes avances que se han conseguido en las últimas décadas en el conocimiento y tratamiento de esta patología han permitido comenzar a comprender algunos de los mecanismos que rigen su funcionamiento. «El gran reto ahora es entender por qué las personas padecen esta enfermedad, que afecta principalmente a jóvenes, especialmente a mujeres», destaca el neurocientífico David Otaegui.
El bioquímico dirige el grupo de Neurobiología del Instituto de Investigación Sanitaria de Biogipuzkoa. Formado en la Universidad del País Vasco (EHU-UPV) y en centros especializados de San Francisco y Nueva York, Otaegui ha centrado su carrera en el estudio de la esclerosis múltiple, una enfermedad que muchas veces se confunde con la ELA, aunque nada, o muy poco, tiene que ver con eso. Su incidencia de ‘múltiple’ es, de hecho, cuatro veces mayor que la de la enfermedad que sufrió Stephen Hawking y su pronóstico es mucho mejor.
La enfermedad, según explica, es consecuencia de un fallo del sistema inmunológico, que ataca a un componente fundamental del cerebro, la vaina de mielina. Ese es el nombre que la ciencia le ha dado a la sustancia que recubre los ‘cables’ (axones) por donde circula la electricidad que comunica a las neuronas. Entender la causa que provoca la patología nos permitiría reparar estas lesiones en la mielina, neuroproteger el cerebro, en definitiva repararlo.
Persiguiendo un virus
Se cree que la resolución de este jeroglífico también permitiría avanzar en la lucha contra el Parkinson y el Alzheimer. «Existen varias hipótesis y la más extendida apunta a que la causa es una infección en la adolescencia provocada por un virus, posiblemente uno llamado Epstein-Barr. Pero todavía no lo sabemos», detalla.
Los avances de las últimas décadas han permitido contener y retrasar la progresión de la enfermedad hasta el punto de que, en la mayoría de los casos, los pacientes ya no acaban en silla de ruedas. Por el contrario, han empezado a envejecer y los mayores tienen ya entre 65 y 70 años.
Por este motivo, los científicos ahora buscan biomarcadores en la sangre, que faciliten no sólo el diagnóstico, sino también la respuesta a múltiples preguntas. Por ejemplo, ¿qué impacto tiene la medicación en la inmunidad de un paciente anciano? «Cuanto más vivamos, más enfermedades surgirán», advierte David Otaegui. «Es posible», reflexiona, «que incluso aparezcan nuevos retos sin que hayamos terminado de resolver los que ya tenemos». Así es la vida.
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La enfermedad
Progresa en forma de brotes y se manifiesta con trastornos sensoriales, del equilibrio y del habla. Allí viven 2.700 vascos (54.000 españoles). -
Reflexión
Llegan nuevos fármacos y estudios muy prometedores.
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Pascual Sánchez Juan, director científico de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN)
Ante el Alzheimer«Hay esperanza, la terapia bajo demanda es cada vez más posible»
¿Recuerdas lo que pasó con el cáncer o el SIDA? Ese es el momento en el que, para mí, nos enfrentamos al Alzheimer. Después de un siglo de agua fría, la puerta de la esperanza se ha abierto con la llegada de los primeros fármacos contra la enfermedad. «Estoy convencido de que dentro de unos años serán posibles tratamientos a la carta, ajustados a las necesidades de cada paciente.»
Palabras tan apasionantes vienen de uno de los grandes investigadores españoles sobre la demencia. Pascual Sánchez Juan, director científico de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN), perteneciente a la red del Instituto de Salud Carlos III. Llegó a la institución hace tres años, procedente del hospital cántabro de Valdecilla, donde dirigió la Unidad de Deterioro Cognitivo y participó en numerosas investigaciones nacionales e internacionales sobre deterioro cognitivo.
La reciente cumbre de neurociencia celebrada en Bilbao ha puesto sobre la mesa un debate que divide a la comunidad científica. Los nuevos fármacos contra el Alzheimer –uno pendiente de aprobación en EE.UU. y dos en Europa– son los primeros en reducir el impacto de las dos proteínas que la enfermedad acumula en el cerebro, la beta-amiloide y la tau. Como consecuencia, frenan su avance.
Muros que son derribados
Su eficacia es limitada. Pero Sánchez Juan confía en ellos. «Hay muchas incógnitas que sólo se resolverán cuando tengamos más experiencia con el fármaco, pero llevábamos 20 años sin tener nada», señala el experto, también secretario del Grupo de Estudio de Comportamiento y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN). , reflexiona con optimismo.
«Es algo que pasa siempre con las enfermedades complejas. Lo más probable es que estos medicamentos no sean suficientes; pero luego mejorarán y aparecerán otros que los complementarán. De hecho, según él, los laboratorios ya están trabajando en «versiones mejoradas».
Abordar la patología cerebral requiere de biomarcadores, señales en la sangre que permitan detectarlas a tiempo. Seguramente existen, porque todo lo que sucede en el cuerpo humano deja su huella en el torrente sanguíneo, pero hay que descubrirlos. Quizás cuando se encuentren, la barrera que separa la neurología de la psiquiatría caerá para siempre. «No hay mucha diferencia», reflexiona. «Cuando analizas el cerebro de un paciente descubres que hay signos de muchas copatologías muy diversas. Carácter, emoción, memoria, movimiento, todo es producto del cerebro.
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La enfermedad
Deterioro gradual de la memoria, el pensamiento y las habilidades sociales. Casi un millón de españoles padecen demencia. -
Reflexión
«Sabemos que el exceso de colesterol favorece el Alzheimer».
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Javier Ruiz Martínez, Coordinador del Grupo de Investigación Neurodegenerativa de Biogipuzkoa
Frente al Parkinson«Ya tenemos suficiente información para empezar a diseñar fármacos»
La enfermedad de Parkinson es el paradigma de cuánto ha crecido el conocimiento existente sobre el cerebro. “Cada vez sabemos más, pero aún nos queda camino por recorrer”, resume el neurólogo Javier Ruiz Martínez, coordinador del grupo de Investigación Neurodegenerativa de Biogipuzkoa. «El día que podamos ofrecer a los pacientes un tratamiento que modifique el curso de la enfermedad estaremos en condiciones de decir que sabemos mucho».
Ruiz Martínez es también jefe del servicio de Neurología del hospital de Donostia. El grupo de investigación que lidera fue el que determinó que un gen que recibió el nombre de dardarina (del euskera, ‘dardar’, temblor) juega un papel decisivo en las causas genéticas del Parkinson.
El descubrimiento firmado en ‘Neurón’ por los científicos Jordi Pérez Tur, Adolfo López de Munain y José Félix Martó no es la única causa de la patología. En él intervienen otros factores «muy diversos», como la exposición a pesticidas, el estilo de vida y, por supuesto, el envejecimiento. «Es una enfermedad compleja, como todas las asociadas a la edad», resume Ruiz Martínez. El desafío que plantea es aún mayor. Las proyecciones apuntan a que en los próximos 15 o 20 años la segunda enfermedad neurodegenerativa más común crecerá en número de casos incluso por encima de la primera, que es el Alzheimer.
Un golpe en la mesa
Las investigaciones sobre este trastorno del movimiento que fue definido hace 200 años por el médico inglés que le puso nombre se han centrado fundamentalmente en el manejo de los síntomas. «Estamos en una situación privilegiada respecto a otras patologías neurodegenerativas, pero poder aliviar el síntoma no es mucho más que ponerle una tirita», compara.
La ciencia frente a las enfermedades vive todavía un momento «apasionante». «Llevamos décadas analizando en detalle lo que ocurre en el Parkinson. La realización de este análisis ha requerido un importante esfuerzo que pronto dará sus frutos. Tenemos datos tan claros sobre la enfermedad que podemos empezar a trabajar en el desarrollo de medicamentos específicos», afirma el experto. «Ahora toca la fase de ensayos clínicos para ver si todo lo que sabemos nos permite cambiar el curso de la enfermedad. «, conspira.
El siglo XXI empezó con el mapeo cerebral, un proyecto internacional muy ambicioso, que no acabó dando los resultados deseados. Aun así, Ruiz Martínez está convencido de que éste será el siglo del cerebro. «Es hora de dar un golpe sobre la mesa». Ese día está a punto de caer.
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La enfermedad
Provoca trastornos del movimiento, mentales, del sueño y del dolor. Al menos 300.000 españoles la padecen. -
Reflexión
«El Parkinson y la esquizofrenia pueden ser dos caras de una misma moneda. Lo que a uno le va bien, al otro le va mal».