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Intento de macrofiesta en Ferraz: del ‘Quédate’ de Quevedo al ‘Pedro, Pedro’ de Carrà

Intento de macrofiesta en Ferraz: del ‘Quédate’ de Quevedo al ‘Pedro, Pedro’ de Carrà

Difícil, muy difícil, describir qué fue lo de este sábado en Ferraz. Lo único claro es que no se trató de un comité federal al uso, que es lo que formalmente era. ¿Un guateque-rave de mañana con caras cansadas? ¿Un multitudinario mitin final de campaña sin campaña aunque se aproximen las catalanas? ¿Una enorme quedada de homenaje a un homenajeado que no estaba? ¿Una despedida masiva que todo el mundo decía que no era?

Quizás la definición más cercana de lo visto –y sobre todo lo vivido ‘in situ’ durante las casi tres horas que duró todo el despliegue bajo la lluvia y bajo el sol- es que la concentración ante Ferraz fue un intento de macrofiesta en plena calle en el que el aparato del PSOE echó el resto para tratar de exorcizar el miedo a un partido sin Pedro Sánchez y, de paso, levantar el ánimo a una militancia desconcertada por la ya famosa carta de su líder.

Al final, según la Delegación del Gobierno en Madrid, en los aledaños de la sede central de los socialistas se congregaron 12.500 personas, después de que el partido movilizara autobuses para traer militantes de agrupaciones de fuera de la capital española. En el ‘Noviembre nacional’ del año pasado, la mayor protesta convocada contra Sánchez en el mismo escenario por sus pactos con el independentismo y la ley de amnistía -fue el día 9 de aquel tenso mes- reunió a 8.000 manifestantes.

Si esos 12.500 asistentes encarnan o no la demostración de fuerza que esperaba el partido para convencer a Sánchez de que no renuncie es una incógnita, pero al menos esos millares de simpatizantes, la mayoría de edad avanzada, se marcharon a sus casas cuanto menos con mejor estado de ánimo del que llegaron a Ferraz, bajo un chaparrón impresionante auguraba que la fiesta se iba a tener que suspender.

Ya el formato de este inusual comité federal sin la presencia del secretario general, recluido desde el miércoles en la Moncloa, hacía barruntar que nada iba a ser igual. Y las pantallas en el exterior de la sede confirmaron que aquello iba a ser cualquier cosa menos una mera reunión orgánica. El ambiente, con millas de concentrados mirando a los monitores, era mucho más parecido al de un partido de fútbol que al de una reunión política. Como si de las jugadas de ataque y los remates a puerta se tratara, los congregados se desgañitaban por momentos, según escuchaban lo que, uno tras otro, desgranaban sus dirigentes. Los gritos de «¡Gol!» mutaron en Ferraz por lemas como «¡Pedro quédate!», «¡Sí, sigue!» o «¡No pasarán!», en una convocatoria, que en los mensajes y la calle, evocó la Guerra Civil y la oposición al franquismo.

«¡Pedro, quédate!»

Pero el aparato del PSOE, en una estrategia muy medida, tenía todo previsto y había diseñado un acto en el que el clima emocional fuera en aumento. Como si de una cosa sin premeditar se tratara, tras la intervención de un Emiliano García-Page que sobresalió por ser el único en ser abucheado por las bases por sus críticas a los pactos de Sánchez, los organizadores del comité federal dieron por terminada abruptamente la reunión ante lo que buscaba ser un arrebato de la cúpula para fundirse con la militancia, en una suerte de comunión masiva, ante los momentos delicados que vive el partido.

Militantes en las puertas de Ferraz


Óscar Chamorro


«¡Vamos a la calle!», clamó Santos Cerdán, secretario de Organización. Y a partir de ahí aconteció el baño de masas de la cúpula en el que María Jesús Montero se convirtió en estrella indiscutible de la noche (siendo por la mañana) y en personalísima maestra de ceremonias. Aunque Pilar Alegría, Óscar López, Fernando Grande-Marlaska o Patxi López, entre otros muchos, se volcaron en los saludos, ninguno llegó a la altura de la vicepresidenta primera, la dirigente a la que correspondería sustituir en funciones a Sánchez si éste tira la toalla este lunes.

Montero -que podría llegar a convertirse en unos días, aunque fuera de manera interina, en la primera mujer al frente del Gobierno de España- se mostró eufórica. Besos, abrazos y selfis hasta casi quedar exhausta. También afónica con sus continuos gritos de «¡fuerza, fuerza!» con los que aregó a la militancia. Mucho menos contagiados por ese forzado ambiente festivo ante una situación crítica se mostró a los ministros Félix Bolaños y Óscar Puente, que no pararon de sollozar ni siquiera cuando el PSOE puso toda la carne en el asador.

Asistentes en Ferraz


EFE


Los altavoces, en los que hasta entonces solo se habían escuchado los discursos y la anodina banda sonora de los mítines del partido, reventaron con la música del canario Quevedo y BZRP y su conocidísimo ‘Quédate’ en un intento de hacer saltar a la militancia, aunque cierto es que muchos de los presentes no reconocieron el tema que en verano de 2022 se escuchó hasta la saciedad. Y, cómo no, luego vino el ‘Pedro, Pedro’ de Raffaella Carrà que se ha hecho viral por un vídeo de Tik-Tok.

Los temas de artistas bandera para la izquierda como Joan Manuel Serrat, Miguel Ríos o, en la última hornada, Ismael Serrano se mezclaron con ‘La Internacional’ en un fin de fiesta que queda por ver si, como pretendía el partido, acaba alejando los demonios de la militancia. Una militancia que, una vez apagada la música, se marchó de vuelta a su casa a esperar que llegue este lunes y saber si lo de este sábado ha servido para algo.

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