En los años setenta, Mikel Lejarza empezó a aullar. Bajo el sobrenombre de Lobo, Lejarza se infiltró en ETA y contribuyó a la detención de más de 150 terroristas. Su labor fue tan eficaz que, para los etarras, Lejarza no era un colaborador más.
Fue una de las piezas claves de la organización. Después de cinco años de incógnito, la detención de los dirigentes de ETA fue el último trabajo de Lejarza. La mayor parte de lo que sabemos sobre él desde entonces es lo que cuenta. el loboDisponible en España gracias a Amazon Prime Video y FlixOlé.
En 2022 publicó sus memorias. También se sospecha que ha sido sometido a varias cirugías faciales para evitar ser identificado por ETA. Fue el precio que tuvo que pagar Lejarza en su lucha personal contra el terrorismo, aunque no fue el único infiltrado. en la película el infiltradoque llega a los cines este 11 de octubre, Arantxa Echevarría cuenta la historia de Aranzazu Berradre Marínun policía infiltrado en el grupo terrorista durante ocho años. Te contamos quién fue.
La verdadera historia detrás de ‘El Infiltrado’
Su verdadero nombre era Elena Tejada aunque, durante ocho años, tuvo que responder cuando la llamaban Aranzazu. Con 20 años, y ya en la policía, Tejada hizo sus primeros contactos con ETA a través de la izquierda abertzale. De todos los infiltrados por las fuerzas del orden, Elena Tejada es la única mujer y la única persona que logró convivir con dirigentes de ETA en un piso.
Su infiltración, nacida bajo el paraguas del Movimiento de Objeción de Conciencia, la obligó a suspender todo contacto con su familia. Para fines prácticos, la obligaron a ser Aranzazu Berradre Marín durante casi una década de su vidacon el peligro que esto implicaba. No sólo podría ser descubierta en cualquier momento, sino que su participación en un asesinato o su arresto la habrían llevado a la cárcel.
Imprescindible para debilitar al Comando Donosti, Aranzazu dejó que ETA diera el primer paso y le ofreció incorporarse a la banda terrorista. Gracias a ello, Aranzazu dispuso de un apartamento, intervenido por la policía, por el que pasaban altos dirigentes de ETA y en el que se captaba información sensible contra la organización vasca.
Tras las detenciones que supuso su trabajo, Aranzazu tuvo que desaparecer. ETA pronto supo su verdadero nombre, aunque nunca se ha conocido su paradero actual.
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