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Los medios de comunicación y su retrato de la revolución de octubre de 1934.

Los medios de comunicación y su retrato de la revolución de octubre de 1934.

Hace más de noventa años, el 8 de septiembre de 1934, un discurso sacudió a España. El líder ideológico de la CEDA –Confederación Española de Derechas Autonómicas–, José María Gil-Robles, expresó sus deseos gubernamentales desde el Santuario de Covadonga.

El 19 de noviembre de 1933 la CEDA había ganado las elecciones generales, pero había sido el Partido Radical de Alejandro Lerroux el encargado de formar gobierno. Para Gil-Robles, en septiembre del 34, ser un mero apoyo táctico estaba más allá de su deseo, ahora inminente, de participar operativa y decisivamente en la Administración.

Lo consiguió un mes después, cuando Lerroux incluyó en su nuevo Gobierno a tres ministros de la CEDA, responsables de Justicia, Agricultura y Trabajo. Esto provocó la mayor movilización obrera vista hasta la fecha, un movimiento huelguístico e insurreccional que se levantó contra el gobierno de derecha.

Los inicios de la desinformación del 34

La Revolución de Octubre de 1934 suele denominarse “Asturias” porque fue donde mayor repercusión y duración tuvo. Dentro de la región, su génesis se centró en Mieres y su impacto social en Oviedo. Esta no fue, sin embargo, su única geografía. Hubo movilizaciones en Cataluña, Madrid, Castilla, León. Además, los episodios orquestados en el norte, entre el 5 y el 18 de ese mes, provocaron una segunda revolución: la revolución mediática.

Collage de imágenes. Arriba a la izquierda: doble paginación gráfica de abecedarionº9.805, 27 de octubre de 1934, págs.8-9. Abajo a la izquierda: informe del abecedario dedicado a la Cámara Santa de Oviedo, 7-XI-1934. ‘Foto V. Muro’. Justo arriba: Ahora2-XI-1934, pág. 24. Justo abajo: Mundo Graficoportada del 24 de octubre de 1934 e informe del 31 de octubre de 1934.
Archivo ABC y Hemeroteca Digital (BNE)

Algunos medios nacionales fieles a la derecha política contribuyeron a plasmar la idea de una insurrección que rescataron convenientemente durante la posterior guerra civil española. Periódicos, revistas ilustradas y seminarios gráficos de actualidad le dedicaron crónicas, pequeños artículos y reportajes a doble página. Los encabezados miraron hacia el norte del país y repitieron la misma barra visual, la de destrucción.

Mientras tanto, si consultamos la hemeroteca histórica, vemos cómo los diarios regionales fueron suspendidos durante los principales días del conflicto. La sociedad asturiana quedó, por tanto, a merced de la desinformación. Tanto es así que la resistencia en Oviedo fue víctima colateral de esta falta de noticias: el 14 de octubre todavía se creía que se estaba gestando una revolución a escala nacional, cuando, a excepción de algunas zonas del norte del país , en ese momento ya habían reprimido todos los levantamientos.

Tras regresar a las redacciones, a las pequeñas libretas para notas rápidas, máquinas de escribir y cámaras fotográficas de los ya conservadores El Carbayón, La Voz de Asturias y Región Los vecinos del pueblo marinero de Gijón se sumaron: el comercio, La prensa y El noroeste –este último camaleónico entre su apoyo al reformismo melquiadista y un supuesto progresismo–: los medios retrataron Asturias como un mar de ruinas, con especial énfasis en la antigua capital.

Las noticias que ocuparon las primeras planas durante algunas semanas en los diarios nacionales ocuparon meses, e incluso años, en los talleres tipográficos de la región. Su exhibición se llevó a cabo en diversas escalas de acción, y evolucionó desde lo mediático hasta lo cinematográfico e incluso turístico.

La vergüenza de ser asturiano

En octubre y noviembre de 1934, los titulares de la prensa regional resaltaron la tristeza, la indignación y la miseria que significaba sentirse asturiano, porque lo sucedido no era Español . Cualquier persona vinculada a la revolución fue tachada de antipatriótica. Apenas había retratos; Sus protagonistas fueron representados con las huellas que dejaron a su paso.

Recortes del periódico asturiano La prensa.
Fototeca del Museo del Pueblo de Asturias.
Esquejes de La Voz de Asturias.
Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

En Oviedo, manzanas enteras de la calle Uría, numerosos edificios eclesiásticos, el Hotel Inglés, la universidad, el Teatro Campoamor e incluso la Casa del Pueblo, sede del periódico socialista Avancehabía sido transformado en escombros. Todo, como se decía, pasto del bando revolucionario. Hoy sabemos que algunos de estos atropellos –como el incendio del edificio universitario– que fueron atribuidos a los revolucionarios no pudieron ser responsabilidad de ellos, sino de las fuerzas represivas.

La “Asturias leal”

A finales de octubre, los ovetenses recibieron la visita de sus ministros, que habían llegado a Asturias para presenciar tal destrucción. Al hacer propaganda jugaron con la esperanza, con la recomposición del país, la reconquista de la Patria o, al menos, su salvaguarda de una ideología que el Gobierno consideraba negativa.

Los medios conservadores aprovecharon la situación para reconquistar esas ruinas. Modificaron la terminología para indicar que las destrucciones no eran sólo asturianas, sino también heridas infligidas a España. La reconstrucción de Asturias se convirtió en una emergencia nacional.

Collage de recortes de periódicos Región.
Biblioteca Virtual de Prensa Histórica

Una vez asegurada la “Asturias leal” pero aún manteniendo el odio hacia los protagonistas revolucionarios, Acción Popular –partido integrado en la CEDA– quiso posicionarse como el salvador de la situación. el diario Región Con frecuencia relataba los continuos envíos de ropa y alimentos de la generosidad española para ayudar a las víctimas.

La destrucción se volvió cotidiana y banal, parte de la vida cotidiana. Los restos de los edificios fueron transformados en un elemento turístico de la capital asturiana. Mantener con andamios buena parte del perfil arruinado del Oviedo fue quizás una estrategia, nunca criticada por la prensa, para recordar algo que no querían que cayera en el olvido.

Collage realizado con recortes de periódico El Carbayón y una postal de la época.
Hemeroteca El Carbayón (Biblioteca Virtual del Principado de Asturias) y Fondos Gijón 2.0 (Fototeca del Museo del Pueblo de Asturias)

el primer aniversario

La desinformación, los rumores, la desconfianza y, finalmente, el caso del mercado negro al que fue arrastrado destruyeron la idea pública de Alejandro Lerroux en octubre de 1935.

Sin embargo, ese mes en el que estuvo inmerso en el escándalo apenas incluyó imágenes periodísticas del político. Más bien, los periódicos regionales distrajeron al público con fotografías del primer aniversario revolucionario, y varias escenas de octubre del 34 fueron reutilizadas e intercaladas con retratos de los honorables desfiles de los héroes militares.

El periódico de Oviedo El Carbayón Comenzó 1936 mencionando la revolución e indicando –con la vista puesta en las elecciones generales– la antigua reconstrucción. Tanto esta publicación como Región Constantemente relacionaban estos trabajos con la candidatura de Acción Popular, sin que el partido tuviera en ningún momento el poder en la reconstrucción, buscando generar una relación de conceptos en la mente de los lectores. Sin embargo, más de un año después, las calles de los residentes de la ciudad continuaron con andamios y ruinas.

Collage de recortes Región y El Carbayón desde principios de 1936.
Hemeroteca El Carbayón (Biblioteca Virtual del Principado de Asturias) y Biblioteca Virtual de Prensa Histórica (Región)

Lo que habían dicho… no pasó así.

Tras el triunfo del Frente Popular, se empezó a hablar de las víctimas de la represión de la revolución, hasta entonces eclipsada por la censura previa de prensa existente. No todos los medios cubrieron estas historias, sino sólo aquellos más alineados con la izquierda, como el periódico Avance (que incluso había visto su publicación en ocasiones eliminada o censurada).

Así, se habló de la muerte de la joven militante comunista Aida LaFuente, de los Mártires del Carbayín, detenidos y asesinados en la represión posrevolucionaria, y del periodista asesinado Luis de Sirval, entre otros.

Esta otra visión convirtió a Asturias y su historia reciente en un lugar mitológico, mártir y víctima de propaganda en distintos sentidos.

Posteriormente, la Guerra Civil acrecentó aún más esta leyenda. Durante el combate, Franco reutilizó la imagen de una Asturias rebelde que había que reconquistar. En 1937 se inició la última ofensiva rebelde en Asturias que provocó, meses después, la caída del Frente Norte.

Desde entonces, el uso de Asturias como escenario propagandístico ha sido habitual, tanto durante la dictadura como en los casos posteriores. La idea de revolución está cada vez más difuminada y mitificada. Pero ni lo uno ni lo otro son una lectura correcta de lo que ocurrió hace exactamente 90 años.

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