La noción de «viejo» puede variar significativamente según el contexto. Una casa de diez años no necesariamente se considera vieja, mientras que un teléfono móvil de la misma edad (imagínense un iPhone 6 o un Samsung Galaxy S5) seguramente ya habrá sido sustituido por un modelo más moderno. El paso del tiempo suele ser más evidente en productos tecnológicosespecialmente en software y, más concretamente, en sistemas operativos.
En el mundo de Windows, el periodo de tiempo que podremos utilizar de forma segura una determinada versión del sistema está definido por el ciclo de vida definido por Microsoft. Cuando el ciclo de vida llega al final, la versión en cuestión simplemente se vuelve obsoleta porque ya no es compatible y ya no recibe actualizaciones. En consecuencia, es más riesgoso seguir usándolo y su compatibilidad con programas se reduce día a día.
Millones de usuarios de Windows utilizan versiones obsoletas
Según los análisis publicados por Paul Thurrott y las cifras publicadas por Microsoft en el pasado, podemos estimar que actualmente hay al menos 1.500 millones de dispositivos que ejecutan Windows. Según Statcounter, el 3,77% del total, alrededor de 56 millones de usuariosutilizan versiones del sistema operativo que no han sido compatibles. En concreto, estamos hablando de los antiguos Windows 7, Windows 8.1, Windows 8 y Windows XP.
Como vemos, mucha gente sigue utilizando estos sistemas que llevan mucho tiempo sintiendo el peso de los años y cuyos escudos para afrontar las amenazas del mundo digital son demasiado débiles. La compañía de Redmond no se ha olvidado de estos viejos productos. No es que haya decidido lanzar una actualización sorpresa, sino que ha publicado un artículo enumerando los riesgos a los que se enfrentan los usuarios y qué hacer al respecto.
La firma estadounidense señala que las mencionadas versiones “no son compatibles”, por lo que exponen a sus usuarios a malware que puede acabar provocando la pérdida o el robo de su información personal. Microsoft recomienda “actualizar a la versión de último Windows”, que en este caso es Windows 11. Detengámonos un minuto en este punto para analizar por qué la compañía sugiere este camino y si tenemos alguna otra alternativa.
Si actualmente tiene una computadora que ejecuta Windows 7, Windows 8.1, Windows 8 o Windows XP, es posible que pueda actualizar a Windows 10 comprando una licencia. Esto dependerá de si cumplen con los requisitos de hardware de este sistema lanzado en 2015. Windows 10, cabe destacar, se quedará sin soporte en octubre de 2025, por lo que estaría ante una solución temporal. En cierto modo, tiene sentido migrar a Windows 11.
La decisión de pasar a Windows 11 tampoco es tan sencilla. El primer obstáculo lo encontramos en los requisitos de hardware. Las computadoras que ejecutan las versiones anteriores de Windows que hemos mencionado no serán compatibles con ventanas 11principalmente en términos de procesadores y Trusted Platform Module (TPM) 2.0. El segundo inconveniente es que tampoco existe una actualización gratuita. Será necesario adquirir una licencia.
En este caso, millones de usuarios, tanto domésticos como empresariales, tendrán que adquirir nuevo hardware para actualizar a Windows 11 tarde o temprano, si quieren seguir recibiendo actualizaciones, claro. Se trata de un cambio bastante importante que no hemos presenciado en los últimos años. Windows 10 acapara más del 60% del mercado de sistemas Windows apenas un año después de quedar obsoleto.
Imágenes | microsoft
En Xataka | Una puerta trasera de 30 años ha comprometido toda la seguridad de Estados Unidos. Europa quiere cometer el mismo error