La Asamblea Nacional de Venezuela, de mayoría chavista, ha decidido aprobar este martes una nueva petición para pedir al presidente, Nicolás Maduro, que rompa relaciones diplomáticas, consulares y comerciales con España. Es la segunda vez que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) tramita una moción de esta naturaleza en menos de un mes. El deterioro de las relaciones entre Venezuela y España –así como con la mayoría de los países latinoamericanos– se ha hecho evidente tras los resultados de las elecciones presidenciales del 28 de julio, que han sido cuestionados por casi todos los organismos internacionales, incluida Naciones Unidas. La autoridad electoral declaró ganador a Maduro sin mostrar las actas detalladas, por lo que la interpretación mayoritaria es que, al existir un deseo expreso de ocultarlas, el ganador fue el opositor Edmundo González.
El texto que incluye la petición dice lo siguiente: “(España) está dando cobijo a varios delincuentes, ladrones y asesinos de Venezuela, con cuentas pendientes ante la justicia, como Leopoldo López, Antonio Ledezma, Dinorah Figuera, Luisa Ortega Díaz y “Enzo Franchini. Todos ellos son figuras de la oposición o chavistas desencantados que han buscado refugio en Europa para evitar la persecución política. El llamado del Parlamento venezolano no es vinculante, ya que se trata de una decisión del Ejecutivo, pero el discurso del presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, mano derecha de Maduro y calificado operador político, sugiere que se trata de una Opción que, al menos, ha sido seriamente considerada por el alto gobierno.
De hecho, el orden del día de la sesión legislativa de este martes se modificó en el último momento para abrir un nuevo debate en el que se abrieron nuevas críticas contra el Gobierno y el Estado español. El partido gobernante se ha mostrado especialmente irritado por la recepción dada en España a Edmundo González Urrutia, quien fue obligado a exiliarse por el chavismo, ante quien ha sido tratado, casi unánimemente, como un candidato ganador y presidente electo. Rodríguez buscó, en particular, ajustar cuentas con lo manifestado por Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea -no española-, quien también expresó su incredulidad ante la veracidad y transparencia de los resultados electorales que otorgaron a Maduro su tercera reelección.
Hace unos días, Borrell comentó que Jennie Lincoln, del Centro Carter, se había presentado en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) con los originales de las actas electorales colgados en una página web por orden de Edmundo. González, y que demostró una amplia victoria a favor de la oposición. Lincoln afirmó que eran ciertas y que la victoria del candidato opositor en las elecciones del pasado julio era evidente. “No consideramos a Maduro un presidente elegido democráticamente, y esas actas, que no conozco, pero la Fundación Carter tiene un prestigio que las respalda, sólo refuerzan esta posición”, afirmó Borrell. “Estas actas, junto con las presentadas por la oposición, reflejan un resultado que siempre hemos señalado, que es que Maduro no ganó esas elecciones, quien ganó fue el líder opositor”.
Rodríguez Borell respondió con dureza: “Usa toda la presión que quieras, nombra a González Urrutia infanto, hazlo rey, haz lo que quieras, pero ahí. Usted, ni la Unión Europea, ni las Cortes españolas, ni el Gobierno de España, están involucrados en los asuntos de Venezuela”. En su discurso, Rodríguez también afirmó que, si se trata de involucrarse en los asuntos de otros países, él, “por reductio ad absurdum”, propondría a la Asamblea Nacional aprobar una moción para pedir a España la abolición de la monarquía. Luego animó a los diputados que estaban a favor de esta medida a levantar la mano, a lo que Rodríguez le dio un tono de parodia. «Los que son partidarios de proponer al Gobierno de España la abolición de la monarquía borbónica, que no ha servido para otro fin que la corrupción, el caos y la expresión de la extrema derecha». Luego, el presidente de la asamblea levantó su mano derecha y, con él, todos los miembros de la cámara. “Aprobado”, concluyó Rodríguez.
El líder chavista volvió a referirse a los dos ciudadanos españoles detenidos en Venezuela hace un mes, y revivió la tesis de que los servicios secretos españoles podrían estar involucrados en el país. “En los celulares de estas dos personas capturadas había fotografías de los objetivos a asesinar”. Las familias de los dos jóvenes detenidos y el propio Gobierno niegan que tengan algo que ver con el CNI, el servicio de inteligencia español.
En términos históricos, España –junto con Colombia y Estados Unidos– ha sido una de las prioridades tradicionales de la diplomacia venezolana. Esta posición ha sido, en general, respetada por el chavismo. La relación entre ambas naciones, sin embargo, ha tenido varias crisis importantes en estas dos décadas de revolución bolivariana. Desde la época de Hugo Chávez hasta hoy las relaciones fueron especialmente tensas con los gobiernos de José María Aznar y Mariano Rajoy, aunque ninguno de los dos países se ha atrevido a dar el paso de romper, debido a la cantidad de vínculos culturales. y migratoria que tienen. En España hoy existe una creciente colonia de origen venezolano y en Venezuela, aunque reducida, sigue habiendo una considerable población de origen español.
En términos generales, analistas y observadores consideran poco probable que el Gobierno de Venezuela se atreva a dar un paso en el que saldría, con diferencia, mucho más perjudicado que Madrid. Pero hay quienes creen que el alto gobierno chavista está genuinamente harto de abordar estas cuestiones y que ha analizado muy seriamente la opción de endurecer sus leyes electorales y profundizar sus contactos con otras potencias aliadas de carácter menos democrático.