Durante gran parte del siglo XX, el cerebro humano experimentó un progresivo aumento de tamaño. De continuar esta tendencia, es probable que los lectores de esta nota tengan un volumen cerebral mayor que el de sus bisabuelos. Un estudio realizado por la Universidad de California y publicado en la revista Neurología JAMA reveló cómo evolucionó la amplitud intracraneal en un grupo de participantes nacidos entre 1930 y 1970, en el estado de Massachusetts.
La investigación encontró que las personas nacidas cerca del límite de 1970 tienen cerebros significativamente más grandes que los de generaciones anteriores. Este resultado se obtuvo mediante resonancia magnética de 3.226 personas con edades comprendidas entre 45 y 74 años. En general, los participantes más jóvenes presentaron un sistema un 6,6% más grande que los más maduros.
El crecimiento se centró en áreas donde tienen lugar la mayoría de los procesos cognitivos y emocionales. También en el hipocampo, que está asociado a la memoria, así como a la red de axones mielinizados, responsables de la comunicación entre las distintas áreas del sistema nervioso. Según el informe, Este nuevo tamaño podría explicarse por políticas sanitarias más efectivas durante los primeros años de vida.
¿Generaciones jóvenes más inteligentes? No, pero probablemente más protegido.
La pregunta inmediata es si la diferencia en los volúmenes cerebrales indica algún cambio significativo en las capacidades intelectuales de las personas nacidas en años diferentes. Los neurocientíficos coinciden en que El tamaño del cerebro no es un buen indicador de la inteligencia. ya que este es un constructo determinado por agentes externos como el medio ambiente y factores internos como la genética o la salud. Si el volumen del órgano influyó en la inteligencia, entonces animales como las ballenas deberían considerarse seres superdotados porque su cerebro es hasta cinco veces más pesado que el de las personas.
Los investigadores aún no tienen claro el motivo de esta “reserva de materia”, pero apuestan por la protección. El tejido extra probablemente actúa como un escudo natural o supone una nueva ventaja contra enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson. Bajo este supuesto, un cerebro más grande podría tardar más en verse afectado por la alteración neuronal provocada por estas condiciones.
La idea de que los cerebros están evolucionando para protegerse contra el Alzheimer resulta atractiva para los investigadores. Sin embargo, reconocen que se trata sólo de una hipótesis lejana que requiere mucha más investigación. Sólo a través del estudio de una pequeña población en Massachusetts, Estados Unidos, se acaba de revelar que existe una tendencia a aumentar el volumen cerebral. Para confirmar este fenómeno, futuros estudios deberían analizar poblaciones similares en otras partes del mundo, considerando años y calidad de vida comparables.
En definitiva, el estudio sugiere que el aumento del 6,6% en la estructura biológica no tiene un impacto significativo en cada individuo, pero a nivel poblacional podría tener resultados relevantes. Sólo el tiempo y la investigación constante determinarán su verdadero alcance.
«Una estructura cerebral más grande, que puede reflejar un mejor desarrollo y salud del cerebro, es al menos una manifestación de una reserva cerebral mejorada que podría amortiguar el efecto de las enfermedades de la vejez sobre la demencia incidente», concluye el informe de UC Davis. Salud.