Lo que debería haber sido un llamado masivo para apoyar al líder Sánchez ha seguido siendo una movilización de tamaño mediano, aunque pequeña.
A pesar del alto tono sentimental de los últimos días, a pesar de la Llamados a salvar la democracia.a pesar de los manifiestos de los periodistas y de las manifestaciones de absolutamente toda la dirección del partido y del Gobierno, a pesar de la autobuses fletados gratis En toda España, el PSOE sólo ha conseguido Reúne a unas 10.000 personas. –12.500 según la delegación del Gobierno de Madrid, evidentemente socialista– en el que iba a ser un acto multitudinario de afirmación tan grande que obligaba o servía de excusa para Pedro Sánchez para permanecer en el cargo.
Establecer términos de comparación válidos: esto es una cifra similar a la recogida por el PP el 3 de diciembre en el Templo de Debot, en el que se produjo el acto más deslucido de cuantos se han convocado en los últimos meses contra la amnistía o los pactos del Gobierno con los separatistas. Una movilización que apenas fue alentada por el propio partido y que, a diferencia de ésta, encontró muy poco eco en los medios.
Además: la misma Delegación del Gobierno estimó 170.000 personas – catorce veces más y que ni siquiera se acercaba a la cifra real, mucho mayor: la asistencia a la gran concentración del 18 de noviembre en Cibeles, convocada por organizaciones de la sociedad civil.
En resumen, se trata de Un fracaso absoluto de un PSOE que confió en el acto de este sábado para convencer a un Pedro Sánchez que se ha mantenido hermético desde la publicación de su «carta a los ciudadanos» y que se ha confinado con su familia en las dependencias domésticas de Moncloa, según dijo Rubén Fernández en Libertad digital.
«Lágrimas», un partido «convulsionado», «catarsis colectiva», «terapia de grupo», PSOE «en vilo» que «suplica» o «tonos de dramatismo» son algunas de las expresiones que aparecen en los titulares de una manifestación en la que Síy ha visto llorar a los ministros y fundirse en abrazos con la militancia, pero en la que precisamente ha sido necesario ir un poco más allá: a una ciudadanía que, según se ha visto este sábado en la calle Ferraz, No se ha visto afectado por la jugada sentimental de Pedro Sánchez.
La conclusión es que, al menos de momento, el caudillismo en el que se ha afianzado el PSOE y que rezuman los medios de izquierda no ha llegado a las calles.