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Un informe advierte que no será una opción para 7 de cada 10 inquilinos

Un informe advierte que no será una opción para 7 de cada 10 inquilinos

El alquiler se afianzará en la vida de miles de personas que sólo sobreviven gracias a su salario y que tampoco verán una posible herencia como solución. Así se desprende del informe elaborado por IDRA, el Instituto de Investigación Urbana de Barcelona, ​​en el que los datos aclaran esta percepción cada vez más arraigada entre las clases menos favorecidas. Sus resultados destruyen esa esperanza, convertida en mito por los datos, de que muchas personas accederán a la propiedad de una vivienda tras recibir una herencia.

“La dinámica del mercado del alquiler lo ha convertido en un mecanismo de transferencia de rentas entre la población inquilina y la población rentista que acumula inmuebles sobrantes”, resume el informe titulado ‘De propietarios a inquilinos. Informe sobre la creciente desigualdad en el acceso a la propiedad’.

El panorama general no es halagüeño para las personas con menos recursos. La vivienda, convertida casi exclusivamente en un bien de mercado, se configura como un vector de desigualdad social, afirman los expertos del IDRA. De hecho, cada vez a más personas no les queda más remedio que optar por el alquiler. Los inquilinos ya representan el 53% de los hogares de entre 16 y 29 años y el 32% de los hogares de entre 30 y 44 años.

La cuestión se agrava si miramos al futuro: el 70% de los inquilinos de Madrid y Barcelona no esperan heredar una vivienda que les permita ser propietario de una vivienda. De los que lo hagan, el 80% tendrá que compartir esta herencia.

Sólo habrá que esperar unos años para observar el relevo generacional que vislumbra el documento presentado por IDRA. Vivir de alquiler será una condición duradera que probablemente perdure hasta la vejez para la gran mayoría de los inquilinos. Si ya es habitual esperar a que mueran los abuelos para poder vivir en su casa como única opción, el paso de los años ni siquiera dará esta oportunidad a los niños que aún viven en alquiler.

Heredar ya no es dejar de vivir como inquilino

Evaluado por grupos de edad, parece que cuanto mayor eres, menor es la expectativa de una herencia que te ayude a salir del alquiler. En cualquier caso, seis de cada 10 inquilinos menores de 35 años no prevén hacerlo. “La evidencia desmiente el mito de que la mayoría de los jóvenes tarde o temprano heredarán una vivienda y dejarán de alquilarla”, afirman desde el Instituto de Barcelona.

La situación se agrava con los inmigrantes, en quienes la expectativa de herencia se reduce a dos de cada 10 personas que actualmente viven de alquiler. En este sentido, la población con mayor expectativa de herencia son los españoles de entre 16 y 34 años, y la que menos, después de los mayores de 65 años, son los extranjeros de entre 35 y 64 años, según datos recogidos en Madrid. y Barcelona.

Aun así, el 30% de los inquilinos sí espera poder heredar, aunque eso no significa llegar a la luz al final de este túnel eternizado por la especulación y el rentismo, según las Uniones de Inquilinos. Dentro de ese porcentaje, ocho de cada 10 tendrán que compartir la herencia. Además, el valor económico y la utilidad de las viviendas a heredar no necesariamente se ajustan a las necesidades del inquilino, sostiene IDRA.

En el caso de Madrid, la mitad de las viviendas a heredar se encuentran fuera de un núcleo urbano, hecho que reduce su utilidad, al no poder cubrir su necesidad residencial actual, y su valor económico. En Barcelona, ​​el 40,7% de las viviendas a heredar tienen un valor inferior o sensiblemente inferior al precio medio de un piso de 60 metros cuadrados, que alcanza los 250.020 euros, apunta el informe. Así condensan los datos: “Todo ello nos sitúa en un escenario en el que la mayoría de inquilinos que heredarán no tienen garantizado el acceso a una vivienda de su propiedad”.

Por otro lado, la expectativa de herencia influye en la expectativa de compra. La capacidad adquisitiva de la población que no va a heredar propiedades es muy limitada: sólo el 24,8% de los inquilinos madrileños que no van a heredar esperan comprar una vivienda. El resto se divide entre la incertidumbre (31,9%) y la falta total de expectativa de compra (43,3%).

Demanda inflada artificialmente

IDRA también ha estudiado la realidad del mercado de compra y venta de viviendas, al que tachan de “inaccesible y secuestrado”. “Desde 2021, tras la pandemia y las medidas tomadas, asistimos a una fuerte subida de los precios de compra y venta, alcanzando cifras por metro cuadrado comparables o superiores a las de la burbuja de 2007”, destacan. Además, en muchas zonas, los inquilinos que pretenden acceder a una primera vivienda mediante la compra se tienen que enfrentar a la competencia de compradores que ya poseen viviendas y cuentan con un patrimonio muy elevado.

Los datos apoyan estas conclusiones. El estudio señala que en 2023 y 2024 el 56% de las compras se realizaron al contado, sin hipoteca; el 15% fueron realizadas por extranjeros no residentes; y que entre 2008 y 2020, casi la mitad de las viviendas compradas son de empresas con más de ocho inmuebles. “Todo esto refleja que la propiedad de la vivienda está cada vez más concentrada en manos de quienes ya poseen bienes inmuebles. En la última década, el número de grandes propietarios, aquellos con más de diez viviendas a su nombre, ha aumentado un 20%”, desarrollan.

Desde el punto de vista de estos expertos, “la demanda es inflada artificialmente por actores que no tienen necesidad de vivienda, y esto contribuye a aumentar los precios para quienes la necesitan para vivir”. Esto supone que siete de cada 10 inquilinos ni siquiera saben si podrán comprar una vivienda en algún momento de su vida.

«Estos datos confirman que el mercado del alquiler es un foco clave de desigualdad, que está generando una gran brecha social», sostienen desde IDRA. El centro de estudios también defiende que «el mercado del alquiler opera como un gigantesco mecanismo de transferencia desde la población que menos tiene a los sectores más ricos». Así, España se sitúa a la cabeza de los países que tienen la vivienda como mayor fuente de riqueza con un 64,2%, por encima de la media de la Unión Europea, establecida en un 58%.

Objetivo: reducir la desigualdad

Las recomendaciones de política pública planteadas por IDRA están estrechamente vinculadas con la reducción de la desigualdad entre propietarios y quienes no lo son. Por ello, apuestan por incrementar la oferta de alquiler residencial de larga duración a precio regulado, dando paso a todas aquellas viviendas que no estén cumpliendo su función residencial. Asimismo, señalan que serían necesarias medidas fiscales para reducir la desigualdad y garantizar el acceso a la vivienda, así como medidas para evitar la acumulación de vivienda en pocas manos.

Finalmente, el instituto analiza las soluciones actuales impulsadas tanto por el Gobierno central como por los ejecutivos regionales, calificadas de «insuficientes e ineficaces». Sin ir más lejos, concluyen que las políticas propuestas hasta ahora como solución al problema de acceso a la vivienda de generaciones sin propiedad son una forma de «transferir recursos públicos a propietarios y bancos».

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